Eider Alonso Cebrián, alumna de 3º C, nos deja su recomendación.

¡Gracias por tu colaboración, Eider!

                          BAD ASH

                         de Alina Not

Ashley Bennet, una adolescente a la que le gusta pasar desapercibida, lleva cuatro años enamorada del mismo chico: Tyler Sparks. Es el típico jugador de futbol popular, egocéntrico y con un montón de chicas a sus pies.

Él no le habla, no por lo menos como lo hacía antes de volverse popular y perder su conexión, no como aquella vez en la iglesia…

Pero un día todo cambia y su mejor amigo, Cameron Parker, le ofrece ayudarle a cambiar para conseguir a Tyler con tal de que deje a su novia actual, la cual está usurpando a su mejor amigo.

Pero por el camino se pueden ganar y perder muchas cosas: lo que no saben es que se podrían perderse o ganarse para siempre.

Es un libro que me gustó mucho y con varios giros en la trama que están muy bien. Este libro es la prueba de que las apariencias engañan y de cómo se va formando una atracción amorosa no intencionada entre sus personajes. Es una novela romántica y este es el primer libro de la trilogía principal, ya que hay dos secuelas más narradas por Cameron.

Lo recomiendo mucho a pesar de que su portada deja mucho que desear y a mucha gente le crea rechazo por ese simple hecho; y, quizás, no le pasa algo tan diferente a Ash cuando conoce a Cameron…

Al final quién sabe… (Solo quien se atreva a leerlo lo descubrirá).   N                      

    

 4/5

 El libro empieza así:

Tyler Sparks. Tiene el nombre más perfecto del mundo. Aunque no le haga del todo justicia, más que Sparks, chispas, de él se desprenden fuegos artificiales. Un cuatro de julio en toda regla que me permito mirar cada mañana desde la ventana de mi habitación cuando él sale de su casa para ir a clase. A las siete y veintiocho minutos, cuando suena el claxon justo donde termina mi vista de la calle. Aunque sé perfectamente quién lo recoge. Pero eso no es importante. Lo importante es verlo salir a toda prisa, normalmente con un bollito entre los dientes, y colgándose la mochila del hombro izquierdo. Y yo suelo quedarme embobada más segundos de los que puedo permitirme, así que siempre me toca correr para coger el autobús escolar.