Hoy presentamos un comentario más sobre Invisible, de Eloy Moreno. Daniela Rodríguez Peñín, alumna de 2º ESO nos escribe sobre su libro favorito.
¡Muchas gracias, Daniela!
El libro que he elegido es
INVISIBLE, el autor es Eloy Moreno y lo publicó en el año 2018. Me lo regalaron
en las Navidades de 2021, porque me encanta leer, y lo que más me llamó la
atención fue, inusualmente, su portada, pues tiene un título con letras azules
brillantes que me llamaron la atención. La imagen de la portada, me transmitía
una sensación de tristeza, ya que solo se ve la silueta de un niño, pero sin
rasgos físicos, y a su alrededor, muchas gotas. Como la portada me producía esa
sensación de tristeza, supuse, que el libro sería triste. Una vez, vista la
portada, quería saber de qué se trataba el libro y cuando le di la vuelta, me
sorprendió porque no aparecía el argumento, solo planteaba dos preguntas:
¿Quién no ha deseado alguna
vez ser invisible?
¿Quién no ha deseado alguna
vez dejar de serlo?
Yo no sabía lo que esas
preguntas significaban en ese momento. Así que, muy animada, cogí el libro y
empecé a leerlo.
Este libro trata sobre la
vida de un chico que piensa que es invisible
y empieza en el hospital donde está ingresado. El chico invisible está
sufriendo acoso escolar por parte de un compañero de instituto llamado MM, que
empieza a pagar con él la ira de sus propias frustraciones. MM y sus amigos le
hacen la vida imposible: primero, comienza agrediéndole física y verbalmente, tirándole
objetos en clase, chantajeándole con los deberes y exámenes, pegándole,
quitándole el almuerzo, escupiéndole, persiguiéndole a la salida de clase para
pegarle y, más tarde, comienza también a hacerlo a través de las redes sociales,
insultando, grabando y publicando los vídeos, sin que ninguno sea capaz de
utilizar su móvil para pedir ayuda. Solo conseguía desahogarse con su hermana
Luna, de seis años, quien, para él, era la única que de verdad podía verle. El chico invisible intentó cambiar su situación, comenzó a sacar notas más
bajas, no levantaba la mano en clase cuando el profesor preguntaba algo que
sabía, procuraba no ir solo…, pero nada de eso le funcionaba, porque MM y sus
amigos ya no podían parar. Todo esto ocurría ante la falta de atención de sus profesores,
el silencio de sus compañeros e incluso la falta de ayuda de su mejor amigo
Zaro, preocupado, también, por las consecuencias que podía tener para él mismo intentar
defender a su amigo. Tampoco su mejor amiga Kiri, “la niña de las cien
pulseras”, y de la que está enamorado, puede hacer nada para ayudarle. Nadie le
ayudaba, nadie parecía ver nada, por eso, él llegó a creerse que era invisible. Pensaba que la gente no
podía ser tan mala: no podían estar viendo todo eso y no hacer nada. Tan solo su
profesora de Literatura, con el tatuaje de Dragón que tiene en su espalda para
tapar las cicatrices del maltrato que ella misma había vivido, es la única que
parece darse cuenta de lo que le está sucediendo. Ella es la única que ayuda al
chico invisible. Cuenta fábulas en clase para intentar hacer recapacitar
a MM sobre su comportamiento y avisa a la directora del instituto, sin que ésta
le preste ninguna atención, ya que solo le preocupaba el buen nombre del
instituto y prefería dejarlo pasar.
La profesora hace todo lo posible
por parar a MM y a sus amigos. También les sigue a la salida del instituto,
para que la vean y así no intenten pegarle.
Un día, el chico invisible, cansado
de todo, decide no ir al instituto. La profesora de Literatura se sorprendió al
no verlo en clase, rápidamente llamó por teléfono a sus padres, que le dijeron
que no sabían por qué no había ido su hijo a clase. El chico invisible se
había dirigido a las vías de tren donde, cada día, durante los últimos meses,
estaba escribiendo una lista en el muro del túnel. La profesora y su Dragón,
fueron a buscarlo. Esta vez, el chico invisible había ido a las vías del tren
para desaparecer de verdad. Estaba cansado de lo que estaba viviendo, pero, en
el último momento, cuando el tren llegaba, recordó a su hermana Luna. En ese
momento, la profesora de Literatura y su Dragón, saltaron a su lado, cuando el
tren, al pasar, lo desplazó hacia el otro lado de la vía del impacto. La
profesora esperó junto a él hasta que llegaron las ambulancias y
pudo ver la lista escrita en la pared del túnel, una lista que ella misma nombró
como la lista de la vergüenza. Era la lista de las personas que le habían
hecho invisible, no estaban solo los que le acosaban, sino también, los que
miraban y no le ayudaban.
Este libro me ha impactado: nos hace ver el sufrimiento al que te puede llevar cualquier tipo de acoso si
no recibes atención ni ayuda y sabiendo que se puede evitar, porque tenemos los
medios y la información suficiente para que este tipo de problemas no ocurran o, si ocurren, saber pararlos a tiempo. Lo que más me ha llamado la atención es
la falta de solidaridad: por eso, acabo mi valoración con el final del libro:
Para
todos los que alguna vez hemos mirado pero no hemos querido ver, para los que
hemos preferido girar la cabeza hacia otro lado, para los que hemos hecho del MIENTRAS NO ME TOQUE A Mí, ESTO NO ES
PROBLEMA MÍO nuestra filosofía de vida.
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