miércoles, 31 de mayo de 2023

 Paula Seara, alumna de 3º C, nos comenta ahora Después de diciembre, de Joana Marcús.

¡Muchísimas gracias, Paula!


Es el segundo libro de la saga Meses a tu lado. Después de que en el libro anterior Jenna y Jack rompieran, él se fue a Francia y ella volvió a su cuidad e hizo múltiples trabajos. Un día Jenna fue convencida por Naya (su amiga de la universidad) para volver allí y quizás retomar la universidad.  Cuando allí se encontró a Jack, ella pensaba que seguía en Francia, resulta que se comportaba de un modo muy extraño, había recaído en las drogas y retomó su comportamiento de hace años. El comportamiento de Jack se fue normalizando gracias a Jenna. Comprendieron que seguían enamorados. Jenna supo qué problemas tenía Jack con su padre gracias a varias disputas entre la familia. Jack hizo una película, después de eso fue a un centro desintoxicación. Naya se quedó embarazada. Jenna va a buscar a  su cuidad a una antigua amiga suya para que no esté más con Monty (el exnovio de Jenna). La familia de Jenna se dividió en dos partes por varias discusiones al igual que la de Jack. Al final Jenna también se queda embarazada y ella y Jack se van a vivir juntos. En este libro ocurren muchos sucesos inesperados.



Este libro trata muchos temas como el respeto, el amor, la amistad…y otros como las drogas.

Al igual que el primer libro, le doy cinco estrellas, aunque este me gusto más, ya que me ha encantado ver cómo volvían a juntarse los protagonistas, y cómo se enfrentan a todos los problemas que tienen. En este libro hay muchos giros, problemas inesperados…Hay muchas partes tristes, que pueden dar rabia, pero también tiernas, de amistad…por eso me gustan, en este libro ocurren muchas cosas. Lo recomendaría mucho, al igual que toda la saga, el tercer libro trata sobre la versión de Jack de los dos primeros libros.

Las primeras líneas de el libro son:

Dicen que el tiempo transcurre muy despacio cuando lo pasas mal… y no podría estar más de acuerdo.

Había tenido mi propia dosis de sufrimiento, y la peor parte era que la culpable de ello era yo misma. Había tomado una decisión que, aunque me parecía acertada, se hacía difícil de afrontar; la de abandonar al chico que amaba.


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